La tensión entre EEUU e Irán, cuyas relaciones ya están resolviendo en terceros países, en particular en Irak, crea no solo nuevos riesgos de seguridad, sino también nuevas condiciones para determinar quién es quién en la política de Oriente Medio, escribe el periodista del diario ruso Kommersant, Serguéi Strokan.
Según Strokan, una de las consecuencias puede ser un aumento en el papel regional de Rusia, que voluntaria o involuntariamente se convierte en el principal beneficiario de la confrontación entre Estados Unidos e Irán. Un número creciente de factores podría contribuir al crecimiento de la influencia de Moscú, explica el periodista.
En primer lugar, Rusia es la única potencia mundial que tiene suficiente influencia para celebrar rondas de urgencia de diplomacia multilateral de emergencia con la participación de actores mundiales y regionales clave.
A Strokan le parece muy simbólico que el presidente ruso Vladímir Putin realizara su primera visita extranjera a Oriente Medio, pocos días después del asesinato de Kassem Soleimani, visitando primero Damasco y luego Estambul. Tras los resultados de las negociaciones con Recep Tayyip Erdogan, los presidentes de Rusia y Turquía "apoyaron firmemente la solución de todos los problemas en el golfo Pérsico y en la región en su conjunto exclusivamente mediante métodos pacíficos de conformidad con el derecho internacional".
El 11 de enero, los problemas de Oriente Medio se discutirán entre Putin y la canciller alemana, Angela Merkel, que viene a Moscú.
"Además, si los aliados europeos de Estados Unidos se ven obligados a contentarse con el papel de los extras, igual que China, que tradicionalmente no tiene mucha influencia en Oriente Medio, el papel de Rusia puede ser fundamentalmente diferente", subraya el periodista de Kommersant.
En una situación en la que Washington y Teherán se verán obligados a desempeñar el papel de escalada, preservando su rostro, es Moscú quien debe asumir el papel de un "administrador de crisis", subraya Strokan.
"En segundo lugar, la confrontación entre Estados Unidos e Irán, los principales competidores de Rusia en la lucha por la influencia en Siria y Oriente Medio en general, paraliza sus manos y los distrae de resolver otras tareas. Es imposible luchar con igual efectividad en varios frentes. Debilitándose mutuamente, Washington y Teherán expanden notablemente el corredor de oportunidades de Oriente Medio para Moscú, que ha logrado mantenerse por encima de la refriega", concluye Strokan.
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